En esta ocasión la excusa para hacer un bizcocho de naranjas no es otra que el regalo de Papá Noel de un molde al que le tenía echado el ojo desde hace tiempo. 

El mundo de la repostería es como cualquier otra afición, terminas vigilando todo lo que hay y haciendo la carta de los reyes magos completa de cachivaches y chorraditas de las que muchas veces te arrepientes. Pero en esta ocasión no fue era así, el cacharrito en cuestión lo tenía vigilado hace tiempo, un molde para lo que llaman los expertos BUND CAKE pero me parecía un poco caro y sobre todo que ya no me cabía en la cocina más artilugios, así que cuando quería que mis queques o bizcochos fuesen más bonitos y elegantones le pedía prestado  a mi  amiga y socia de blog Esther algunos de los suyos. 

Buenos, pues entre el molde bonito y la  caja de naranjas que tenía en casa, lo que procedía era hacer algo estupendo y cuando me llamó mi hermana para decirme que tenía invitados en casa a comer, me presenté voluntaria haciendo un queque para acompañar la merienda porque sus comidas siempre se alargan hasta la noche. 

Lo decoré con unas naranjitas caramelizadas que como se aprecia bien, se me pasó un pelin de calor y quedaron algo tostaditas, pero estaban muy buenas, de verdad. Pero tú decora como te apetezca, quizás con un poco de ralladura de naranja por encima, unas flores comestibles, azúcar glas, yo sencillamente sin nada. 

El resultado es un bizcocho bien emborrachado en un almíbar intenso de naranja que está muy esponjoso y agradable de comer. ¡Recomendado! 

Con el bizcocho aún caliente, pinchalo con una brocheta por toda la superficie. Vierte ahora el almíbar sobre el bizcocho para que empape bien, lo que rebose lo usaremos con un pincel de cocina para pincelar todo el bizcocho o queque.